Difíciles palabras para digerir.

Un invitado inesperado.

El pollo de importación ha pasado a ser el principal alimento del pueblo cubano.

La noche del 24 de diciembre es una festividad cristiana internacionalmente reconocida y casi por muy poco la perdemos de nuestra historia, como ahora con mucho están intentando que renunciemos a nuestra cultura culinaria. Este año me atrevo a decir que ha sido atípico en todos lo sentidos y no solo para nosotros, para el mundo entero en general. Si muy bien es cierto que la situación de la pandemia ha “mejorado”, recíprocamente ha empeorado la economía y la situación político-social del país. Este ha sido un año marcado por estallidos sociales, protestas culturales y descontento popular. Lo que ha repercutido en cientos de presos políticos, represión de todo tipo con el que se muestre públicamente contrario al régimen y una economía familiar sumamente depauperada. Es casi idílico imaginar una celebración alegre y placentera con más del cincuenta por ciento de la población cubana en estado de precariedad alimentaria. Este fin de años tampoco se vaticina muy alentador puesto que los índices de mejora son inamovibles y en palabras propias de los dirigentes <<la carne de cerdo no existe>>.


Una declaración irrespetuosa.

A todas estas sombras le sumamos la falsa luz desmesurada que dio este pasado día de celebración el brasileño Frei Betto, ex-íntimo amigo de Fidel Castro Ruz. El cual contó con todo un titular en el periódico Granma para él solo que decía lo siguiente: “Cuba y el pan nuestro de cada día”. Este, a mi parecer, fue un intento desacertado dentro del ámbito nacional, pero muy certero en el internacional, de falsa apariencia. Las misma que se viene dando hace mucho y crea una errada imagen de lo que pasa dentro de Cuba.

Este señor en calidad de asesor del Gobierno sobre el programa de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional, el cual cuenta con el apoyo de la FAO, Oxafam y la Unión Europea. Dice haber pasado dos semanas del pasado noviembre en Cuba visitando granjas destacadas en la agroecología y destaca el no uso de insumos químicos en ella. Se le olvidó preguntar el porque de tal procedimiento, el cual se lo facilito ahora: la venta a los agricultores en Moneda Libremente Convertible (MLC) de los insumos básicos y necesarios de fertilizantes e insecticidas para una agricultura provechosa. Como si le pareciera poco osa decir que: “En Cuba no hay hambre ¡Pero los cubanos tienen mucho apetito!”. Seguidamente hace alusión a unos gastos de importación de 2 000 millones de dólares al año en alimentos. Haciendo unos cálculos sencillos y muy pocos exigentes parece ser que hay una fuga en dichos productos importados o su objetivo final se desvía hacia otros sectores. Puesto que la canasta básica que menciona a duras penas alcanza para una semana y sus páginas están muy vacías. Este señor que al parecer se le dio vía libre para no respetarnos se jacta de decir que perfectamente pudiéramos cambiar nuestros hábitos alimenticios. Se los traduzco, el gobierno que ni produce ni deja producir libremente no es ni será capaz de satisfacer la demanda popular, por ende debemos renunciar a lo que nos gusta comer que es incluso parte de nuestra identidad cultural, y adaptarnos a otros alimentos y productos ajenos a nuestro paladar. La solución de la crisis que propone es cambiar el pienso por sancocho. Para completar el análisis completo de la publicación remata hablando de los médicos y la salud pública, no gratuita (se lo corrijo porque bien poco sabe de Cuba), la alfabetización y el Bloqueo. Ahora muchos pensarán que tiene que ver esto con agricultura, pues eso mismo me pregunté yo. Es el cuento de la pulga y el perro, si no se habla de esto no se queda bien ni se justifica lo suficiente.


Criticar no es ofender.

No hace mucho pensaba que decir las cosas que estaban mal en Cuba era hablar mal de mi país, pero descubrí que no era Cuba la que estaba mal eran los que se habían apoderado de ella los que nos estaban dejando en ridículo. En el discurso de los más acólitos al gobierno se profesa decir que los de afuera no tiene porque saber de nuestros problemas, entonces no dejen que nos ofendan hablando de nuestros problemas. No me apena decir que en Cuba hay hambre, esta situación la ha pasado casi la totalidad de los países del mundo. Esto no quiere decir que seamos y tengamos que ser así toda la vida. Hay que buscar soluciones viables para salir de esta penosa situación y lograr ese ansiado Estado de Bienestar que parece incomodarle tanto al gobierno. Viendo una reciente entrevista realizada en los años 70 me percaté que se habla de los mismo problemas que hay hoy. Esto quiere decir que llevan más de 50 años (desde la entrevista) que ninguna solución que han propuesto ha surtido efecto. Entiéndase que comer todos los día no es estar saludable, hay personas obesas que están malnutridas, sin mencionar la salud mental de irse ha trabajar sin pensar que inventar para comer por la noche. Nuestro bienestar alimentario empieza por no depender de una remesa que viene de afuera, es crear con nuestro propio trabajo los bienes y servicios necesarios para satisfacer la demando colectiva, independientemente de cual sea su magnitud. Sin embargo viene este señor del capitalismo a visitar granjas de de carneros que dicen que todo esta bien y ahí va él como papagayo leyendo un guion orquestado y repite lo que quieren que diga. Entonces termina diciendo que no es que no haya comida, el problema es que pedimos demasiados alimentos. Nos llama muertos de hambres de una manera educada e ingeniosa, palabras muy difíciles de digerir, al menos para mí. Esta es sin duda la más reciente ofensa que ha recibido el pueblo de Cuba. Pero ahí va el gobierno lo aplaude y le da toda la publicidad que se le antoja. Pedimos más, sí, libertad. 

Si todo esto fuera cierto no entiendo la razón del porque están desabastecidos los mercados cubanos. Entre que el presidente dice que hay inflación y el Ministro de Economía dice que la inflación es igual a cero, me tienen más confundido que la unificación monetaria que de tener dos monedas ahora tenemos tres.

Ningún extranjero sabrá, entenderá y explicará, de manera coherente, porque la mayoría de los alimentos y artículos de primera necesidad se nos vende en una moneda extranjera imperialista que la población no tiene acceso a ella, al menos no de manera oficial. Por lo que hay que acudir entonces a los despectivamente llamados gusanos, que han emigrado, para que la traigan y solo así poder comprar artículos y alimentos básicos. Que ironía, se vive con el dinero de los “traidores de la Patria”. Es una total vergüenza esta dirección, demos gracia que la dignidad de los cubanos sigue siendo muy alta y aun a esos que llaman gusanos cumplen con el honor y el compromiso social de mantener a sus familias y amigos, porque si confiaran en lo que dice un extranjero en una vista guiada a las perfectas fincas cubanas, nos moriríamos de asco, pena y necesidad.

 

No le importamos a nadie, salvo a nosotros mismos.

Para al que no le quede claro se lo repito. Cuba no le interesa a nadie, solamente a los cubanos dentro y fuera de ella. No vendrá un gobierno interventor a tirarnos bombas ni uno salvador a regalarnos dinero. Este mundo lo mueve el capital y los intereses, si queremos coger una tajada de ese pastel tenemos que ganárnosla a fuerza, sudor y sacrifico. No el sacrificio sin recompensa que promueve la dictadura, del cual no vemos nunca los resultados. Los mal llamados amigos de la revolución nunca han dejado del todo claro sus intereses hacia nosotros. Parecen estar del lado de la justicia y sin embargo apoyan a los injustos dirigentes. La política internacional no diría yo que esta dividida sino más bien fragmentada y al final del día todos buscan lo mismo, su beneficio propio. Mientras que el pasado 15 de noviembre el eurodiputado y miembro de Unidas Podemos Manuel Pineda recorría las “seguras calles” de La Habana con Gerardo Hernández , al mismo tiempo en todo Cuba habían disidentes siendo retenidos en sus propias casas por la Seguridad del Estado. Mientras que Moscú se acerca más a Cuba temo de otra crisis económica por ser totalmente dependiente económicamente de un país extranjero como pasó en los años 90. Como mismo podría decirlo de ser dependiente del mercado chino o el petróleo venezolano. Estos país apoyan incondicionalmente al actual gobierno cubano y casualmente en sus tierras se hace esquiva la palabra libertad, sobre todo de expresión. La misma que es condena deliberadamente en Cuba. ¿Por qué, si somos libres?

Se siguen recibiendo ayudas, firmando pactos y contratos con entidades extranjeras y absolutamente nadie de la población tiene accesos a esos documentos ni a los detalles. Nadie sabe quien lo acordó, cómo y por cuanto tiempo se hizo. Lo que sí veo es a una diputada que dice en la Asamblea Popular <<que un inescrupuloso vende a 1 000 pesos cubanos un paquete de leche>> Se le olvidó mencionar que en las tiendas MLC se vende igualmente caro y en dólares. Si se vendió un pedazo de nuestra tierra ni lo sabremos hasta que venga alguien de afuera a decirnos que esta tierra no es nuestra. Eso es lo que pienso cuando veo tanto secretismo y tan poca transparencia en los fondos y recursos que se le asignan a los sectores del país. La última vez que supe de una inversión extranjera era la de una deuda millonaria por la creación de un centro de estudios de Fidel, ¿en serio?


Puede que mi discurso sea nacionalista, pero es que veo perder poco a poco, nuestra cultura, nuestra identidad y como se nos falta el respeto sin que se haga nada al respecto. Mientras tanto el gobierno muestra un total desapego y es moralmente débil y hasta complaciente hacia ellos, siempre y cuando se satisfagan sus intereses. Es un desespero constante de quedar bien con los de afuera y los de adentro que se mueran. Como dirían en el argot popular <<candil de la calle oscuridad de la casa.>>

Me quema la sangre en las venas ver como la dignidad es pisoteada y ultrajada, para después ser expuesta públicamente como un trofeo tan poco decoroso.

Oscar Bermudez R.

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