Una piedra en el camino.
Una piedra una vez dijo que cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla. Lo que nunca imagino es que de tanto temblor un día ella misma terminará en estallar en mil pedazos. Todo un pueblo desgraciadamente ha sufrido la miseria por los delirios de grandeza de un solo hombre. Que creyendo ser Dios en la tierra, quiso implantar sus propias reglas con mano dura y cuello verde. Prometió tanto que se le olvidó todo lo que dijo, por lo tanto nada cumplió. Sin embargo no olvidó crear todo un aparato de poder que perseguiría a las iglesias, a los homosexuales, a los liberales y a una juventud irreverente que con melena larga no bajó la cabeza ante un barbudo que le decía como tenían que vivir y pensar. Esa misma piedra, como dice la canción, nos hizo rodar pero antes de los diez millones se detuvo. Entonces, en un barca llamada libertad, hacia el norte emigró un padre, un hijo, un cubano. Con lágrimas en sus ojos y miedo en su corazón, huyó de su propia tierra, de su Patri